Holanda constituye un punto de tránsito para el transporte internacional (de cargas), tanto desde como hasta Europa. Más de la mitad de las mercancías que entran en Holanda es transbordada a través del puerto de Rotterdam y el aeropuerto de Schiphol. Debido a su buena accesibilidad, un gran número de empresas internacionales han establecido filiales en Holanda.